Todos y cada uno de nosotros tenemos prioridades muy distintas y metas totalmente opuestas, a cumplir, en esta vida de paso que se nos dio el día X del mes Y del año Z.
Mientras alguien se lamenta por no tener un coche de 60.000 euros, hay, muy cerca suyo, gente muriéndose de hambre.
Mientras alguien se queja de no tener un vestidor más amplio para poder guardar su infinita colección de zapatos, hay, muy cerca suyo, personas haciendo cola desde bien temprano para llevarse algo de comer a la boca.
Mientras allá se enfadan porque su padre no le celebró el cumpleaños más impactante del universo, muy cerca suyo, millones de personas se mueren por falta de medicamentos.
La crisis que tanto miedo le da al mundo entero, es algo cíclico en el mundo de la economía y dentro de poco será nada más que un mal recuerdo.
En unos años todo habrá vuelto a la normalidad, la gente de clase media vivirá como siempre y los de clase alta seguirán derrochando el dinero que siempre tuvieron.
Sin embargo, hay muchas personas para los que la crisis es el pan nuestro de cada día.
¿Cuánto bien se le haría al mundo consiguiendo que los futbolistas cobraran 1/10 parte de lo que cobran? ¿Cuánta hambre quitaría destinar el dinero que cuesta una columna del VATICANO a comprar alimentos básicos para África? ¿Cuántas enfermedades salvaríamos con el dinero que cuestan todas las operaciones ESTETICAS por puro vicio?
Imagino que no todo el mundo estará de acuerdo conmigo, pero me da igual. Es comprensible.
A día de hoy sigue habiendo cosas que me hierven la sangre, y lo peor, es que no puedo hacer nada por mí misma para solucionarlo.
El mundo no está en crisis. Al mundo le falta COCO.
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